Crisálida / Silvia Umpiérrez

El viernes 24 de marzo a las 19 horas inaugura en la sala Dumas Oroño la muestra Crisálida de Silvia Umpiérrez con curaduría de Florencia Flanagan. Se podrá visitar hasta el domingo 28 de mayo.

CRISÁLIDA     
“Yo no vivo en el pasado, el pasado vive en mí.”  Paulinho da Viola
 
 Tejer es de las primeras actividades humanas. En la historia de los tejidos podemos leer la de la civilización y cómo ellos están imbricados tanto en lo utilitario como en lo simbólico. En la obra de Silvia Umpiérrez se condensa esa doble cualidad de los tejidos. En un saber que le viene del cuerpo y guarda memorias de sus ancestros catalanes, tejedores de cestos para pescar.

Aprendió a tejer de niña con su abuela y en los ochenta se formó con el tapicista José Cardozo en la técnica del telar criollo o visceral. Su maestro subvierte una técnica que se usaba para hacer mantas en una técnica artística expresiva que se opuso a la tradición del gobelino. Este telar desbordaba el marco real y metafórico, dejaba la urdimbre a la vista e incluía al tejidodistintos tipos de fibras, telas y materiales desechados.

La artista tejía su obra en un telar que ubicaba a los pies de su cama por falta de taller.
Su práctica ha fluctuado entre la artesanía que le provee el sustento y el arte que late y pugna por resistir, entre sus roles de esposa, madre y ama de casa. En ese devenir amplía su formación artística y agrega su propia impronta a la técnica del telar criollo usando plantas y fibras secas para tejer.
Ya no se trata de reutilizar desechos textiles, ella percibe el valor y la belleza en lo que la propia naturaleza arroja. Tiene una captación sutil de los ciclos de la vida y una manera propia de dialogar con lo seco, muerto por ausencia de agua, revivido por sus manos y poética.

Crisálida es su primera instalación y su objetivo es tomar el espacio. Expandir los límites de su trabajo e invitar al espectador a percibir la obra con todos sus sentidos despiertos. Así como la crisálida crece adentro del capullo y lo rompe para desplegar alas y emprender vuelo, estos tejidos evidencian un proceso vital. Desde el tejido abigarrado de la pieza central, a piezas creadas con mimbre, enredadera y zarzaparrilla, a hojas y vainas sin intervenir.

Los materiales utilizados en estas obras, como la acacia invasora del monte nativo, el corazón de palmera, la zarzaparrilla, las vainas de palmera y hojas de filodendro tienen características únicas y significados simbólicos, con los que la artista tiene un vínculo profundo. Ella los utiliza de forma consciente y respetuosa, aprovechando sus propiedades medicinales y su belleza poética, que le permiten moverse del peligro a la posibilidad, de la herida a la sanación.

Florencia Flanagan
Curadora