Dibujos de Fernando Botero

La exposición se compone de 50 dibujos, realizados con diferentes técnicas, sobre soporte de tela o papel. Del 16 de agosto al 21 de octubre de 2013.

Acercamos al público a un artista latinoamericano, colombiano, nacido en Medellín, que retrata en sus obras costumbres y personajes propios de su lugar y su ámbito social y cultural.

Como todas las exposiciones de arte, esta muestra tiene varios cometidos, tanto desde el punto de vista de la recreación visual, como desde la perspectiva del entretenimiento cultural o incluso desde la intención de la educación artística.

Con la multiplicación de sus dibujos, Botero construye un mundo propio. Este mundo personalísimo, lo vemos desde la totalidad y no desde la particularidad. Nos lo muestra a través de un lenguaje único, presente en toda su obra, que refiere una interpretación de ciertas características del mundo latinoamericano y los personajes que lo habitan. De esta manera el artista logra que se aprecie el universo de sus personajes volumétricos, gordos, exultantes, que se repiten cuadro a cuadro, como si fueran contando fragmentos de una historia común.

El caso de Botero es singular: el artista no caracteriza a personajes específicos, sino que caricaturiza al ser humano en general; actitud que lo diferencia del caricaturista que representa a una persona en particular. Esa caricatura general de Botero ciertamente denuncia la fealdad del mundo y enfatiza lo grotesco, pero no se detiene allí: termina en un gesto de piedad y empatía, al convertir la deformación en algo valioso y bello: lo caricaturesco deviene sensible y lo feo, en expresión artística.

Botero se separa tanto del arte abstracto como del arte conceptual, a pesar de ser contemporáneo de ambas manifestaciones. Elige la figuración tantas veces cuestionada en el siglo XX y XXl. A diferencia del arte conceptual, que requiere de un discurso, de una expresión lingüística que le dé sentido, las imágenes de este colombiano construyen un discurso desde lo visual. El concepto existe, pero está en la imagen, en el elemento visual, que es el que desencadena la valoración Botero, en definitiva, no invierte el orden tradicional del objeto de arte visual, como sí lo hace el arte conceptual o incluso el arte abstracto.

En los dibujos que componen la exposición veremos la volumetría exagerada con la que Botero dibuja a los personajes o a las naturalezas muertas. Observamos en su obra escenas costumbristas colombianas, ciertamente extrapolables a otras latitudes y otros pueblos latinoamericanos. Sanguina, acuarela, carbonilla y lápiz son algunas de las técnicas con las que nos deleita en estos dibujos en los que aborda temas tan variados de la vida, los toreros, el circo, las mujeres y la violencia. En ellos, el manejo de la figura y el fondo varía desde cuadros en los que no hay espacios sin intervenir a otros donde los fondos son absolutamente neutros y la figura destaca en ese encuadre particular. En ellos la perspectiva aparece deformada con los cambios de escala que el artista practica en las figuras de un mismo cuadro.

Esta es la segunda vez que la obra de Botero se presenta en Uruguay Anteriormente, nos visitó con su pintura: otra técnica, otra expresión. El visitante del museo lo reconocerá —y se reconocerá— en las imágenes expuestas; y podrá generar una empatía con los personajes y las situaciones representadas.

En el año de la capitalidad, comienzo mi dirección en el Museo Blanes presentando al público uruguayo esta exposición particular de un artista de reconocida trayectoria internacional. Es realmente un honor.

Cabe hacer un agradecimiento muy especial al Museo Nacional de Bellas Artes de la República Argentina que permite que la Intendencia de Montevideo, a través del Museo Juan Manuel Blanes, exhiba estas obras para el disfrute y conocimiento de nuestros conciudadanos.

Cristina Bausero – Directora del Museo

 

Botero

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