Hija del aire / Giulia Cenci

viernes 28 de octubre / 19 h

Este viernes 28 de octubre a las 19 horas inaugura la última exposición del ciclo de Mujeres jóvenes artistas en la sala Dumas: Hija del aire de Giulia Cenci.

Además realizaremos un conversatorio con las demás integrantes del ciclo: Paola Monzillo, Natacha Amaya, Luciana Damiani y Florencia Durán.

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Giulia Cenci es una artista mujer, joven e italiana, que fue invitada por el Museo Blanes y el Instituto Italiano de Cultura para integrar el ciclo Mujeres jóvenes artistas 2022. La artista realizó una residencia en el Museo la cual culmina con la exposición de las piezas elaboradas durante su estadía. 

Para crear sus instalaciones, generalmente volumétricas, Giulia Cenci, emprende una búsqueda de objetos con los que componer sus obras. Esta búsqueda comienza primero con la observación del entorno que la rodea, el paisaje urbano, la ciudad y sus habitantes; transita las calles y recorre distintos espacios buscando elementos que pueda utilizar y transformar. 

Su búsqueda en Montevideo comenzó centrándose en materiales reciclados y económicos. Giulia optó conscientemente por trabajar con objetos sin valor: materiales industriales de desecho; elementos orgánicos, ramas y hojas de árboles; y piezas metálicas o de madera encontrados en su deambular. Evita el uso de materiales nuevos y tradicionalmente utilizados en esculturas tales como el bronce o metales y elige la reutilización de elementos para dar lugar a nuevas lecturas. Trabaja con el espacio expositivo desarrollando sus piezas acorde al lugar e invita al espectador a sumergirse en el mundo que propone. 

En la instalación diseñada para la sala Dumas Oroño presenta la interacción entre elementos manufacturados y naturaleza destacando la última, por su predominancia y poder en el entorno que rodea al Museo. 

La instalación se divide en dos partes, obras que cuelgan de las paredes y obras apoyadas sobre el suelo. El mes de proceso de realización dejó en la artista improntas muy fuertes que se ven reflejadas en esta dualidad. Las estructuras metálicas, ramas y hojas son amuradas a las paredes de la sala y sobre el piso yacen abrigos rellenos que sugieren figuras anónimas que se encuentran dormidas. Sin rostro ni connotaciones que puedan dar referencias a su sexo, edad o nacionalidad, parecen supuestos habitantes de la tierra, del suelo, el cual constituye el material del que están compuestos. Estos elementos sin vida se transforman, se moldean, y nos recuerdan las poses y actitudes de los seres vivos.

Sofía Acone
 

 

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